BIOGRAFÍA

Antonio Torres Clavero fue el artífice de la mayor parte de las estatuas y relieves que adornan la fachada de uno de los edificios más carismáticos de Zaragoza - la basílica del Pilar - así como, de un retablo, de gran mérito, que puede admirarse en la capilla-oratorio de la residencia de las H. H. Angélicas. Todo ello, sin mencionar sus numerosas aportaciones escultóricas en distintos edificios de carácter civil en Zaragoza, Huesca y Barcelona . A pesar de todo, y de ser un artista aragonés, va a ser muy poco conocido, incluso por los habitantes de la ciudad de Zaragoza.
Nace el 10 de enero de 1889, en el seno de una familia aragonesa-catalana residente en la ciudad de Zaragoza.
En 1895, su padre Antonio Torres Flotats, afectado por la quiebra del negocio que había montado, se ve obligado a abandonar el hogar familiar, marchando primero a Francia, luego a  Alemania y Tánger, y más tarde a Cuba, de donde no regresará. Dejando a su esposa Paula Clavero Pérez, y sus cinco hijos en una precaria situación económica
Todas estas circunstancias, van a influir decisivamente en la formación de la personalidad y el carácter de Antonio, en una etapa tan importante de su vida como es la que va de la niñez a la adolescencia.
Comienza su tardía formación artística en 1906, cumplidos los dieciséis años, ingresando en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza. Conjuga los estudios con el trabajo esculpiendo losas y lápidas para enterramientos y diseñando vidrieras artísticas para "La Veneciana". Su primer mentor será el escultor Carlos Palao y Otrubia, con el que colaborará en varios trabajos escultóricos.
El 15 de febrero de 1908 se falla el concurso para elegir las medallas del Primer Centenario de los Sitios, siéndole otorgada la Medalla de Plata.También participa en la Exposición Hispano-francesa de 1908, recibiendo una mención de honor por la escultura "Dos Bustos"
Para perfeccionar su formación artística, en 1910, marcha a Madrid, donde recibe clases durante dos años,  del extraordinario escultor Aniceto Marinas (Profesor de Modelado y Composición Decorativa de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid). Aprovecha su estancia en la capital de España, para estudiar la magnifica colección de esculturas del Museo del Prado.

RETABLO DE LA ANUNCIACIÓN. IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DEL PORTILLO. ZARAGOZA
RETABLO DE LA ANUNCIACIÓN





































RETABLO DE LA VENIDA DE LA VIRGEN DEL PILAR
  RETABLO DE LA VENIDA DE LA VIRGEN DEL PILAR
El retablo de la Venida de la Virgen del Pilar a Zaragoza, preside la Capilla de la Residencia de Nuestra Señora del Pilar en Zaragoza.
Es un mediorrelieve esculpido en piedra de almorquí, un mármol de color marfil.
La disposición que hace el artista de los elementos figurativos crea un perfecto equilibrio compositivo, en dos líneas diagonales abiertas. La principal va desde el apóstol Santiago, en el ángulo inferior izquierdo, en dirección a la imagen de la Virgen,  situada en la parte superior central del retablo. En la diagonal secundaria, podemos ver, en el lado derecho, a un ángel portando el pilar; y en en el lado izquierdo, otro ángel portando en sus manos un ramo de azucenas. Esta disposición es semejante a la de algunas obras de los pintores del barroco, como la del "Descendimiento de la Cruz" de Rubens
El apóstol Santiago aparece vistiendo túnica, manto y esclavina y llevando en su mano el bordón. tal y como se solía representar a los peregrinos medievales que hacían el camino a Santiago de Compostela. Lo que revela un cuidadoso estudio iconográfico. A este respecto, el escultor introduce dos elementos simbólicos representativos de la pureza: las rosas, que aparecen en bajorrelieve muy tenue a ambos lados de la cabeza de la Virgen y el ramo de azucenas que lleva en sus manos uno de los ángeles.

La Venida de la Virgen a Zaragoza», Hoja del Lunes, 27-IV-1942.



                                SANTA ISABEL DE PORTUGAL



SAN VICENTE





SAN BRAULIO















































































SAN VALERO
SANTIAGO










































SAN JOSÉ DE CALASANZ





































































LOS ÁNGELES DEL ESCUDO
En la revista "El Pilar·" del 12 de octubre del año 1943, Antonio Torres escribía lo siguiente acerca de los ángeles del monumental  escudo qué habría de presidir la parte central de la fachada de la basílica del Pilar 
En la fachada del templo del Pilar, están ya colocadas cinco estatuas que modelé respondiendo al gratísimo encargo hecho en su día por el arquitecto  Don Teodoro Ríos, de acuerdo con la Junta Recaudatoria para la terminación de las obras. Nuevamente, he sido honrado con doble y para mí placentero encargo: el de modelar el monumental escudo de la parte central de la fachada y el gran retablo central que ha de representar la escena de la Venida de Nuestra Señora a Zaragoza, con el grupo de los Convertidos que preside Santiago.
¿Qué decir a los lectores de “El Pilar” de mí proyecto? Lo dirán las fotografías de los ángeles de ambos lados del escudo que acompañan a estas líneas. Los que nos dedicamos a las artes plásticas somos poco explícitos de palabra. Expresamos nuestras ideas con el lápiz, el color o la piedra, como en este caso. Nuestro lenguaje expresivo son las obras que salen de nuestra mente y que nuestras manos con tanto cariño realizan. Muestra misión no es otra que hacer sentir una emoción a quién las contempla ¿Lo conseguiré?
En ello he puesto todo mi esfuerzo, todo mi tesón y mi cariño de aragonés, y como tal, amante de la Santísima Virgen del Pilar.
Explicando los dos grabados que acompañan estas líneas diré que el grupo en construcción consta del  Escudo del Cabildo Metropolitano de 4,20 metros de altura y 2,20 de anchura, cercado por dos ángeles que representan: el de la derecha, la Oración, adoptando una actitud de humildad, con su cabeza inclinada, baja la vista y juntas las manos. El de la izquierda representa la Pureza, en posición erguida, portando en la mano derecha un tallo de azucenas, símbolo tradicional de tan preciada virtud. Oración y Pureza. El mejor homenaje que podemos ofrecer a María que, concebida sin mancha y Madre de Dios sin quebranto de su integridad virginal, ha prevalecido con el nombre de “Virgen” para designarla en el lenguaje usual y y corriente.
He de decir, que debiendo colocarse el escudo sobre El retablo representativo de la escena de la Venida de la Virgen, de modo que enlacen las dos estatuas de aquél con el conjunto  de éste, ha habido que reducir, forzosamente, el tamaño de las figuras, por hallarse estas a menor altura, sirviendo los ángeles que acompañan al escudo, de transición, para evitar la violencia del contraste en las proporciones. En los grabados que acompañan estas líneas se reproducen las figuras de los ángeles en el tamaño que en técnica escultórica llamamos de Tercio. En los momentos en que escribo estas líneas comienzo el modelado de las figuras en el tamaño definitivo.
Vivamente, deseo que la publicación de estos grabados en el número extraordinario del veterano y querido semanario “ El Pilar”, sirva, principalmente para dar a conocer a tantos zaragozanos que residen fuera de Zaragoza, la magnitud de la empresa que la piedad zaragozana y española afronta, para dar al templo de la Virgen de nuestros amores aquel rango, prestancia y belleza arquitectónica que reclama la joya que guarda bajo sus cúpulas, esa imagen de nuestra Madre y Reina, por la que Aragón y España  fue y es lo que es.
La obra es de todos y es obra de años, porque el tallado en piedra exige tiempo, sin contar el que absorben las modelaciones en barro y el vaciado el yeso. Ello facilita a los devotos de la Virgen prodigar sus limosnas, si no es  posible de una vez, con aportaciones sucesivas, que lograrán, sin mayor esfuerzo, dar cima a esta empresa magna en la que está empeñado el honor de las generaciones presentes.
Y hemos de felicitarnos, precisamente, de que lenta, pero segura y constantemente, afluyan a la junta recaudatoria, junto a los donativos espléndidos del pudiente que aporta de una sola vez la cantidad que determinó, esas limosnas anónimas de los cepillos y de la maqueta, gracias a las cuales la obra marcha, y un día pavimento y verjas nuevas de una puerta, otro una estatua, va la junta caminando hacia la meta del honroso encargo que el Excelentísimo Señor Arzobispo le encomendó: la terminación de la monumental fachada trazada por el arquitecto don Teodoro Ríos, fachada que responde al nombre y universal resonancia del primer templo de la cristiandad dedicado a la Madre de Dios: el templo basílica de nuestra Señora  del Pilar.
.